jueves, 15 de noviembre de 2007

ORIGENES IGLESIA METODISTA PENTECOSTAL DE CHILE

ORIGEN DE NUESTRA IGLESIA


Origen y Fundación
La Iglesia Metodista Pentecostal fue forjada, como su nombre lo indica, por la tradición doctrinal establecida en el seno de la Iglesia Metodista, la cual tiene su origen en Inglaterra, en el siglo XVIII, y el sincero afán de renovación de sus fundadores, a través de la presencia del Espíritu Santo de Dios, en el corazón de cada uno de ellos, tal como ocurrió con los primeros discípulos de Jesús durante la fiesta de Pentecostés, en Jerusalén, poco después de su Ascensión. Fue fundada a mediados de 1909, por el Pastor Willis Collins Hoover Kurk y sus seguidores. A fines del siglo pasado, este notable hombre de Dios, quiso trasladarse desde Estados Unidos a Sudamérica, para desarrollar una fructífera labor en la difusión del evangelio en territorios que, por razones de la conquista y colonización por parte de España y Portugal, eran reconocidamente católicos. En 1889, W. Hoover y su esposa llegaron a Iquique, ciudad del norte de Chile, para enseñar en el Colegio Inglés, dependiente de la Iglesia Metodista. Guiado por su afán misionero, formó algunas iglesias en dicho territorio, llegando a ser Pastor en la obra de habla hispana establecida allí hasta 1902. En febrero de ese año, fue trasladado a Valparaíso, como reemplazante del Pastor E.E. Wilson, que regresó a Estados Unidos. El pastor Hoover, en el templo de la calle Olivares, en Valparaíso, comenzó su ministerio en aquella ciudad, el cual, luego de su derrumbe, provocado por el terremoto de 1906, fue reconstruido en ocho meses, con Mr. Hoover como arquitecto; convirtiéndose en el templo y congregación más grande del país. Es en dicho lugar donde se desarrollaron los principales hechos que dieron origen a la futura grey.


En una época en que las comunicaciones distaban mucho de alcanzar los adelantos de la actualidad, comenzaron a llegar noticias de que un gran avivamiento espiritual se estaba produciendo en diversos lugares del mundo: En Gales, con Evan Roberts a la cabeza; en India, con Pandita Ramabay; en Estados Unidos, con Charles F. Parham y W.J. Seymour; en Noruega, con Thomas Ball Barratt; en Suecia, con Lewis Pethrus; en Alemania, con Jonathan Paul; en Dinamarca, con Anna Larsen y Sigurd Bjorner; en Corea, con un grupo de misioneros de Pyang. Todo lo anterior ocurrió durante la primera década del siglo XX. Animados por las impactantes narraciones que llegaban a su conocimiento, los miembros de la Iglesia en Valparaíso, comenzaron una campaña, con el fin de que el Fuego del Espíritu Santo fuese derramado sobre ellos. Se reunían todos los días a orar, a las cinco de la tarde, encabezados por Mr. Hoover. Producto de eso es que los dones comenzaron a hacerse presentes, en forma paulatina, en un número creciente de personas. Idiomas extraños, llantos, risas, cantos, sueños, visiones, sanidades, y por sobre todo, arrepentimiento, confesión de pecados y plena entrega a la voluntad de Dios, que se manifestaba de esa forma. El Reverendo Hoover explica con las siguientes palabras este fenómeno: "Preguntará alguno: ¿Qué es un avivamiento? Cuando se habla de religión se entiende que los cristianos fríos se calientan, los dormidos se despiertan, los rebeldes se someten, los flojos se activan; todos animados por el Amor y el Espíritu de Dios, que entra en su corazón porque ellos le invitan y le dan lugar. El resultado es que muchos, muchísimos de los que no eran cristianos, viendo el poder de Dios en estas vidas, y movidos por el mismo Espíritu de Dios en respuesta a las oraciones y actividades de los cristianos vivos, se rinden a Cristo y se convierten". Este avivamiento pudo haber seguido su desarrollo en medio de la Iglesia Metodista, pero sus principales autoridades reaccionaron contra el, considerando las novedosas manifestaciones como una muestra de indisciplina y desorden. En septiembre de 1909, en particular, ocurrieron varios incidentes en las iglesias residentes en Santiago: mientras se hacían cada vez más notorias las diferencias entre las posiciones en favor y en contra, también eran cada vez más los hermanos bautizados "con el Espíritu Santo y Fuego". Tal fue el impacto público que causaron estos hechos, que varios periódicos nacionales se ocuparon de el, ayudando involuntariamente con ello a la difusión del Pentecostalismo en Chile. Entre los artículos publicados, Mr. Hoover fue acusado por un diario tendencioso de "embaucador, que hace anunciar sus farsas con gritos, llantos y exclamaciones que se oyen a cuatro cuadras a la redonda". Pero también había muchos defensores de la nueva Obra residente en Valparaíso, como se aprecia en los aspectos positivos que presenció en esa ciudad, cierto hermano, los cuales describe en una carta publicada en el semanario "Chile Pentecostal": - Las almas se salvan. - Hay confesiones, restituciones, abandono de pecado. - Existe asistencia no interrumpida, de día y de noche a la casa del Señor, para orar; y un interés inusitado en las reuniones. - El amor entre las iglesias, dentro de cada iglesia, y entre las denominaciones; ha aumentado y sigue creciendo. - La unión entre muchos miembros, personas, familias, etc. - El gozo, aún en grandes tribulaciones. - Dios es glorificado en gran manera, porque la Sangre de Cristo es ensalzada y ocupa su preeminente lugar. Además, jamás se había oído, como ahora, ensalzar y dar honra y gloria al Bendito Espíritu de Dios. - Jamás se han visto tan maravillosas y milagrosas conversiones y obras de salvación entre los pecadores de este país.
Cada movimiento se ha caracterizado por un avance en la Obra con el fin de salvar almas, y por la difusión de cantos e himnos con profundo contenido espiritual. Transcurridos los primeros meses en que ocurrieron los hechos relatados, llegó el momento de realizar la Conferencia Anual de la Iglesia Metodista Episcopal que comenzó el 4 de febrero de 1909, precisamente en la ciudad de Valparaíso. Contrariamente a lo que Hoover esperaba, las acusaciones en su contra fueron acogidas, y se formó una comisión de nueve presbíteros para tratar su caso y el de su iglesia. Al sexto día, los comisionados formularon contra el Pastor los cargos de: "Enseñanza y diseminación de doctrinas falsas y antimetodistas, pública y privadamente" y "Conducta gravemente imprudente". El propio Obispo Bristol declaró en las actas oficiales: "Es absolutamente antimetodista y contraria a las Santas Escrituras toda creencia de que el Bautismo del Espíritu Santo sea acompañado de profecías, visiones, sueños, variedad de lenguas, sanidades, etc.". Después de haber sido llevado el asunto a Estados Unidos, Mr. Hoover fue absuelto de todos los cargos; sus acusadores, en cambio, fueron destituidos. Sin embargo, ya era tarde para una reconciliación entre las partes en conflicto.

En forma paulatina, diversos grupos se fueron separando de sus iglesias madres. Así ocurrió con La Primera Iglesia de Santiago, presidida por el hermano Faustino Contreras; y la Segunda Iglesia de Santiago, comandada por el Pastor Víctor Pavez. Por su parte, tras celebrarse la Conferencia Trimestral en el mes de abril, Mr. Hoover decidió renunciar, instado por sus oficiales, que se habían sentido condenados por el Superintendente Rice. Durante la reunión del 20 de abril fue reemplazado por el pastor E.E. Wilson. Al enterarse de esto, la mayoría de los miembros de la Iglesia Metodista de Valparaíso decidieron retirase de ella definitivamente. A solicitud de ellos, el reverendo Hoover asumió el pastorado del nuevo rebaño que se había formado, además de ejercer la Superintendencia General de las tres iglesias mencionadas. A continuación se presentan algunas palabras suyas, expresadas en tan memorable ocasión:

"En la providencia de Dios se hallan separados de la organización que les dio origen, tres grupos no pequeños de cristianos... La Iglesia Metodista Pentecostal (que los reúne) se encuentra organizada en debida forma y lista para llevar adelante la gran obra de su divina Cabeza: Jesús; en la manera y espíritu en que la llevó adelante Juan Wesley... Nuestro anhelo no es otro que el de glorificar a Dios en nuestros cuerpos y espíritus, los cuales son de Dios, lo que incluye una campaña incesante para la salvación de las almas, no teniendo esperanzas de triunfo por otro medio sino por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio."